Cultura: información general Los aspectos característicos que distinguen el Chile del resto de los países latinoamericanos en términos de cultura, están ligados a la presencia de una especie de "etiqueta", folklóricas y artísticas, la chilenidad, que se ha convertido en el símbolo de la identidad y la diferencia cultural, aunque fundada también en elementos de origen exógeno, introducido por la llegada de los europeos en el país. Artesanía, fiestas y música siempre han hecho referencia a este tipo de paradigma; sin embargo, el Chile en el siglo XX se ha abierto al mundo occidental, aceptar sugerencias y revisar su cultura en sus diversas manifestaciones, que la dictadura es sólo lograron dejar de lado durante algunos años, pero no eliminar. Entonces aquí está la constante "convertirse" que al principio del año dos mil informará a los escenarios artísticos e intelectuales del país. Otra nota peculiar de Chile es la presencia en el ámbito literario, una épica transformados en el siglo XVI, desde que tomó forma toda la tradición literaria diversificatasi nacional, y que se ha convertido, a su vez, instrumentos de análisis y condena política, o lupa de vicisitudes personales y Municipios: baste recordar los nombres de P. Neruda, I. Allende y L. Sepúlveda para darse cuenta de la calidad del panorama Chileno. Los temas cívicos, como es comprensible, también estuvieron en el centro de una gran parte de las producciones musicales, teatro y cine de la segunda parte del siglo XX, que se han visto involucrados con frecuencia los artistas se vieron obligados a exiliarse. Después de la dictadura, la investigación creativa de pintores, escultores, compositores, directores y escritores se volvieron a ampliar incluso sobre temas y formas más amplio, sin perder el pathos y atención, también estilística, que han marcado las obras del siglo XX y vivió entre los Andes y el Pacífico: el teatro de la avant-garde a la película "narrativa", desde la literatura infantil o la búsqueda espiritual para el uso de los nuevos medios de comunicación para instalaciones y obras de arte contemporáneo. El símbolo de esta "panta rei" es, sin duda, Santiago, encrucijada y el fulcro de todo el país con sus diferentes arquitecturas, museos (nacional, bellas artes, historia del arte precolombino), las suntuosas iglesias católicas, los mercados de la artesanía y el Paseo Ahumada, lugar de encuentro De artistas. Desperdigados por todo el país hay docenas de otros lugares de valor cultural, idealmente representado por sitios que la UNESCO ha incluido en la lista del patrimonio mundial: el Parque Nacional Rapa Nui, el nombre autóctono de la Isla de Pascua (1995), las iglesias de Chiloé (2000), el centro histórico de Valparaíso (2003), la Humberstone y Santa Laura oficinas salitreras (2005, sitio inscrito en la lista de la UNESCO en peligro) y el Poblado Minero de SEWELL (2006). Cultura: Tradiciones El folclore chileno ofrece un ejemplo singular de todos los usos y costumbres bien diferenciados pero no sobre la base de antiguas tradiciones. Los grupos con tradiciones y trajes consolidadas han creado su propio folklore, con obstinada oposición a invadenze cultural externa. Esto ocurrió a nivel popular, ya en el momento de el colombiano, cuando la resistencia de los indígenas se negó cada contribución colonizador; posteriormente, cuando ahora el tejido social fue casi completamente renovado, el fenómeno de la autonomía popular se repite. No obstante, los elementos culturales originarios han desaparecido y ya no hay rastros de folklore primitivo (los Mapuche, una importante minoría étnica, son quizás los chilenos precolombinos más pura, pero no poseen una gran riqueza de folklore). En realidad existe una tradición araucana y lo poco que pueda captar no es aceptada por los chilenos. La chilenidad es construido como folclore artificial, aparentemente autónomas, pero bastante molesto en el arquetipo español, evidente en diversos ámbitos de la vida y utilizan, paradójicamente, como una cuestión de oposición a la ispanismo. La chilenidad permite en definitiva los chilenos no deben confundirse con las demás provincias de la colonización española. Para esta situación inusual, la chilena folcloristicamente también ofrecen el ejemplo de una cultura en el proceso de transformación continua y siempre a la búsqueda de nuevos equilibrios entre la modernidad y la tradición. Los festivales religiosos siempre mezcla lo sagrado y lo profano, como la fiesta de S. Sebastiano de Yumbel, la de la Virgen de Crisóbal en Santiago, o la de Nuestra Señora de Guadalupe, celebrada en Aiquina (en el desierto de Atacama). Las contradicciones y las mezclas también se observan en las celebraciones civiles, como la del 12 de octubre, que conmemora el descubrimiento de Colombo, y que el 18 de septiembre, en la que se celebra la independencia alcanzada; en ambos casos el espíritu republicano se conjuga con la exaltación de recuerdos monárquicos. Un aspecto interesante de la singular folclore chileno está constituido por la música (véase más abajo), que va desde formas de derivación Inca a la producción original de las naciones de la Tierra del Fuego (el Fuegini representó una de las culturas más primitivas de todo el mundo y mantener todavía hoy algo auténticas tradiciones). La artesanía es generalmente utilitaria y poco investigado, bastante uniforme: típico son las telas al norte y las máscaras de colores en el centro y en el sur. Los ingredientes básicos de la cocina son el pescado, carne, verduras y frutas. Además de las tortillas, sobre la base de harina de maíz, hay diversos tipos de pan que acompañan los platos pesados como carnes a la parrilla, o un gran filete con huevos fritos y patatas fritas (lomo a lo pobre). Uno de los platos más populares es sin duda la base curanto, cordero, cerdo, ternera, patatas, pescados y mariscos. Cultura: Literatura La larga y feroz guerra de conquista contra los indígenas Araucani indomable y las impresiones de la vida local representan los dos temas de la actividad literaria a lo largo de los siglos coloniales chilenos. Colonia remota empleado por el virrey del Perú, Chile recibe desde Lima, más que desde Madrid, las noticias también artística y reprocesar con un fuerte sentido de la realidad local. "Chile es el único país moderno cuya fundación fue inmortalizado por un poema épico" escribió A. Bello, aludiendo a la Araucana de Ercilla (1533-1594), un poema vivido antes escrito y caballeroso exaltación de la heroica Araucani perdedores. Y no fue un caso excepcional: En el ejemplo decisivo de la Araucana nacieron otros varios poemas épicos, desde Arauco domado (Araucano domesticado) de Pedro de Oña (1570-1643), primer poema de un autor americano, Purén indómito H. Álvarez de Toledo(seg. XVI), las guerras de Chile, atribuido a J. de Mendoza. En prosa, la misma realidad chilena se refleja en numerosas crónicas: aquellos que, por ejemplo, C. Molina (conquista y población del Perú), A. de Góngora Marmolejo (Historia del Reino de Chile), P. Mariño, D. Rosales (Historia General del Reino de Chile) y, al más alto nivel, la histórica relación del Reino de Chile (1646), de padre A. de Ovalle(1601-1651) y de los jesuitas del siglo XVIII Olivares y Molina (ambos exiliados en Italia) y de la singular Cautiverio feliz F. Núñez de Pineda y Bascuñán (1607-1680), narración autobiográfica con frecuencia considerable de fuerza descriptiva. En contraste con muchos de los poetas épicos y cronistas, casi nada es la producción de poesía lírica, pero algunas ideas interesantes de la poesía popular satírico comienza a emerger en el siglo XVIII - y nada que teatral. A comienzos del siglo XIX la independencia política trae consigo una total renovación literaria. Un fraile poligrafo y progresivo, C. Henríquez (1769-1845), comienza el periodismo político-moral; un humanista venezolana origen, A. Niza (1781-1865), poeta de la elegancia clásica, grammatico y pensador de valor, enseña a varias generaciones el gusto por la belleza y el pensamiento crítico. Ejemplos extranjeros dan paso a una rica y variada producción de ópera, que continúa de forma ininterrumpida hasta nuestros días. S. Sanfuentes (1817-1860), H. Irisarri haciendo su debut de Milán (1819-1886), E. Lillo (1826-1910), G. Matta (1829-1899) y G. Blest Ghana (1829-1904) son la lírica más representativo del romanticismo, aunque con E. de la barra (1839-1900) toma un paso consciente hacia la renovación simbolista. No menos importante es la renovación de la prosa. Precedido por bozzettistica "trajes" y desde el autobiografismo (J. Zapiola, J. J. Vallejo,J. V. Lastarría, V. Perez Rosales, gran viajero y el descriptor, R. Vial, que conlleva el costumbrismo incluso en el teatro, y otros), nacido finalmente la narrativa, gracias a D. Barros Grez (1834-1904), L. Orrego Luco (1866-1948), A. Díaz Meza (1879-1933), etc.; y, por último, un gran narrador auténtico, A. Blest Ghana (1830-1920), diplomático y admirador de Balzac, da a Chile sus mejores novelas del siglo XIX (durante la Reconquista, Martín Rivas, los trasplantados, etc.). Surgen también el ensayo y la crítica histórica y literaria de Bilbao, con F. M. L. Amunátegui, B. Vicuña Mackenna y J. T. Medina (1862-1920), estudioso y bibliografo de valor. El modernismo renueva la poesía lírica, que florece maravillosamente: no es por casualidad que Chile ha tenido dos poetas Premio Nobel: Gabriela Mistral (1889-1957) y Fr. Neruda (1904-1973), galardonado con el prestigioso reconocimiento respectivamente en 1945 y 1971, y cuenta en el siglo XX, poetas de gran importancia tales como p. de Rokha, V. Huidobro (1893-1948), fundador del "creacionismo", C. Pezoa Véliz (1879-1908), M. Magallanes Moure, S. Lillo, C. Mondaca, M. Jara, H. Díaz Casanueva (1907-1992), J. del valle, J. Barrenechea, N. Parra (n. 1914), M. Arteche, E. Lihn (1929-1988), A. Uribe, Gonzalo Rojas (n. 1917), Jorge Teillier (1935-1996) y muchas otras más jóvenes, entre las que recordamos Diego Marqueira (n. 1951) y Raúl Zurita (n. 1950). También es importante la evolución de la narrativa en prosa, gracias a Fr. Prado (1886-1952), B. Lillo (1867-1923), F. Ghana, A. d'Halmar, M. Latorre (1886-1955), E. Barrios, J. Edwards Bello, J. Prieto, M. Rojas (1896-1973), considerado por muchos como el más grande novelista e innovador del siglo XX chileno gracias a obras como Hijo de ladron (1951) y Sombras contra el muro (1964), C. Giaconi, C. Huneeus, J. Edwards (n. 1931) y J. Donoso (1925-1996), quizá el más original entre todos. Durante el largo período de la dictadura militar (1973-89) no pocos escritores han tenido que abandonar el país para instalarse en España, en los Estados Unidos o en otros lugares. Entre ellos, José Donoso, que ha consolidado su fama con algunas novelas publicadas en España y también en Italia, donde en el año 2003 lanzó su el obsceno pájaro de la noche (El obsceno pájaro de la noche, 1970). Otros, como el poeta Nicanor Parra y el narrador Jorge Edwards, son devueltos a su patria, incluso antes de la caída de la dictadura. Sin embargo, junto a la poesía chilena, que siempre se mantiene a la altura de su brillante tradiciones, han avanzado las nuevas generaciones de narradores que van desde I. Allende (n. 1942) que, con novelas como "la casa de los espíritus" (1982), de amor y de sombra (1984), mi país inventado (2003) y la suma de los días (2007), ha vendido más de 50 millones de libros en todo el mundo, a A. Skármeta (n. 1940), te acuerdas de Ardiente paciencia (1985), de la que fue tomada la película Il Postino de Neruda, Match Ball (1992) y El Baile de la victoria (2003), Diamela Eltit (n. 1949), Adolfo Couve (1940-1998), poli Delano (n. 1936), Ariel Dorfman (n. 1942) y, sobre todo, L. Sepúlveda (n. 1949), el escritor del firme compromiso político, autor de best-seller como una historia de una gaviota y el gato que le enseñó a volar (1996) y crónicas del cono sur (2007). Mencionar también Marcela Serrano (n. 1951), intérprete de una literatura femenina de temas universales y muy apreciado gracias a obras como nosotros que queremos tan bien, el hotel de la mujer triste y los cuadernos de lágrimas. Fuera de la narrativa clásica categorías debe ser declarada la obra de A. Jodorowsky (n. 1929), uno de los más eclécticos y prolífico "artistas" chilenos en la ronda del siglo XX, como ponente, director, escritor de novelas, cuentos, guiones, ensayos. Cultura: Arte En los valles del norte de Chile, se descubrió una necrópolis y una fortaleza inexpugnable (en tres partes) que se vinculan a la cultura "El springs", caracterizada por un tipo de cerámica con alto espesor y decoradas en estilo geométrico. En los oasis del desierto de Atacama, los atacameños construyeron centros urbanos de dos tipos característicos: el Pucará (fortaleza en la zona montañosa, rodeada por murallas llamadas pircas) y el Pueblo Viejo (habitada desprovisto de muros de defensa), que sin embargo no tiene ningún valor artístico; el arte fictile sufre a veces de influencias andinas. La tercera cultura chilena, que de Diaghiti, es conocido sobre todo por sus urnas y para un original tipo de olla a la zapata, dice un jarro zapato, pero también son interesantes las joyas en cobre y bronce que luego, por influencia Inca, se fundieron en oro y plata. En la historia reciente de Chile las artes visuales han asumido una función del todo particular: desde 1970 se ha desarrollado un "arte de intervención y agitación", que ha acompañado la acción de renovación del gobierno de la Unidad Popular y se transforma en valiente oposición a la dictadura después de su caída. Allí participaron artistas como el pintor y artista gráfico José Balmes, jóvenes y estudiantes, organizados en "brigadas" activo en todo el país; las formas favorecidas fueron la pintura mural (murales) y manifiesto. Uno de los iniciadores del movimiento surrealista y expresionista, de la influencia europea en el arte chileno, emerge en todos Roberto Matta Echaurren (1911-2002), a la que, en el curso del siglo xx han seguido la personalidad reconocida a nivel internacional: Pedro Reszka (1872-1960), Camilo Mori (1896-1973), el escultor Samuel Román (1907-1990) y Marta Colvin (1917-1995), Mario Carreño (1913-1999). Entre los contemporáneos más apreciados recuerde Gonzalo Díaz (n. 1947), que van desde la fotografía a instalaciones como Ciro Beltrán (n. 1965), Rodrigo Cabezas y muchos otros que pertenecen a la llamada "generación del 90".